GENERALIDADES.-
Los primeros colonizadores trajeron consigo su estilo de vida, su visión personal del arte, indudablemente influida por los siglos de evolución artística en Europa y las ganas de crear un nuevo mundo, por lo que los estilos, indudablemente, se basaban en modelos transoceánicos en los primeros momentos.
Para apreciar este periodo debemos basarnos, sobre todo, en el conocimiento de la arquitectura, el campo en que los primeros colonizadores sí apostaron por una visión artística, aún inconscientemente y del urbanismo, a menudo olvidado o menospreciado cuando va unido, indisolublemente, a la arquitectura.
Llamamos arte colonial al efectuado en América bajo el dominio de España durante los siglos XVI, XVII y XVIII.
La información más antigua de la que disponemos con respecto a las series de ángeles, está contenida en un contrato firmado por el pintor cuzqueño Basilio de Santa Cruz, en 1661, por el cual este último se comprometía a realizar doce ángeles y doce vírgenes; vemos aquí que la costumbre española de mezclar series de seres celestiales con santos, como en Sevilla, se había expandido al Perú. Las series de Calamarca, Peñas y Jesús de Machaca (La Paz), Yarvicolla y Sora-Sora (Oruro) y de la iglesia San Martín de Potosí, todas en Bolivia, figuran entre las más importantes.
El nacimiento de San Francisco (1670) Basilio Santa Cruz Pumacallao
ESCUELA DE POTOSÍ.-
Pérez de Holguín, Melchor (Pintor).-
Nació en Cochabamba, Bolivia, en 1660. Entre sus principales obras destacan: El Juicio Final (1706), Triunfo de la Iglesia (1708, parroquia de San Lorenzo, en Potosí), Entrada del Virrey Arzobispo Morcillo en Potosí (1718) San Mateo (1724), perteneciente a la serie de los Evangelistas de la moneda, Virgen de la Merced, La peregrina, San Francisco de Asís (1693, Museo de la Moneda, Potosí) y San Pedro de Alcántara en éxtasis (1701, Museo Nacional de Arte). Falleció en Potosí, Virreinato del Perú, actual Bolivia, cerca de 1732.
Fue uno de los más importantes exponentes del arte barroco mestizo americano que se desarrolló entre los años 1700 y 1790 en la llamada Escuela de Potosí. Las características propias de esta escuela dan cuenta de un tratamiento tenebrista de los temas, reflejo de la influencia de la pintura española de Zurbarán.
Entrada del Virrey Arzobispo Morcillo en Potosí (1718). Museo de América, Madrid. Melchor Pérez de Holguín
Baraquiel Timor Dei Melchor Pérez Holguín Entre 1660 - 1724 Oleo sobre tela 164 x 104 cm Colección particular, Bolivia
Puente, fray Diego de la (Pintor).-
Nació en 1586, ingresó a un taller de su ciudad natal. Es igualmente posible que se haya formado en Amberes. Luego de concluir su aprendizaje, ingresó a la Compañía de Jesús. Ya en 1620 se encontraba en Perú, donde firmó su primera obra conocida. Desde esta fecha hasta su muerte, en 1663, Diego de la Puente trabajó para Iglesias de su orden en las ciudades peruanas de Trujillo, Lima, Cuzco y Juli.
Encontramos sus obras igualmente en La Paz y Santiago de Chile. En Lima firmó El Martirio de San Ignacio de Antioquía en 1620 y pintó una Cena en 1656 para la Iglesia de los jesuitas, tema que pintó nuevamente en Santiago. La capilla de la Tercera Orden de La Paz, alberga varias pinturas que pertenecían a la Compañía de Jesús, entre las cuales están, San Miguel Arcángel, Cristo en la columna y el taller de Nazaret del jesuita de La Puente.
La ultima cena - Diego de la Puente (1656)
El Arte se basa en formas .pinturas, objetos.-
Los ángeles son uno de los temas más característicos de la pintura virreinal en América. Su originalidad viene de la iconografía y de la excelencia de su realización que contrastan con las versiones europeas. En la pintura occidental, el origen de la iconografía de los ángeles remonta a los primeros siglos del cristianismo. En la Edad Media, los ángeles no eran representados de forma aislada, a excepción de algunas obras como "San Miguel Arcángel", que encontramos como "Juez de las Almas" en la pintura flamenca, italiana y española. Es en el Renacimiento cuando los ángeles comienzan a ser pintados individualmente, práctica que se extiende durante el barroco.
Las pinturas del Virreinato del Perú representan ángeles portadores de atributos de diferentes jerarquías. Es así que el ángel con un haz de fuego en la mano puede ser un serafín, el que lleva cetro y corona, un dominio, o los coronados de rosas y llevando los símbolos de la Pasión, virtudes. Los ángeles que llevan símbolos marianos constituyen una innovación barroca. Así como existen ángeles representados con los símbolos de la Pasión, fueron creados aquellos con los símbolos de las letanías, particularmente en el mundo hispánico, donde se inició el dogma de la Inmaculada Concepción.
La información más antigua de la que disponemos con respecto a las series de ángeles, está contenida en un contrato firmado por el pintor cuzqueño Basilio de Santa Cruz, en 1661, por el cual este último se comprometía a realizar doce ángeles y doce vírgenes; vemos aquí que la costumbre española de mezclar series de seres celestiales con santos, como en Sevilla, se había expandido al Perú. Las series de Calamarca, Peñas y Jesús de Machaca (La Paz), Yarvicolla y Sora-Sora (Oruro) y de la iglesia San Martín de Potosí, todas en Bolivia, figuran entre las más importantes.
LA ARQUITECTURA.-
En Bolivia encontramos un sin fin de monumentos coloniales fuertemente influidos por los artistas europeos, prácticamente en todo el pais encontramos arquitectura de este tipo, ahora nombramos algunos ejemplos de la arquitectura colonial en Bolivia.
Después del grito libertario y la independencia del país, aún se siguió viviendo entre un entorno arquitectónico de neoclásico que tuvo características propias del barroco italiano del Siglo XVII; extrañamente éste, era un tiempo sin interrupción en las obras arquitectónicas en la ciudad, muy a pesar del ambiente tan tenso de transición que vivía el país. Luego de la “guerra del pacífico” (pasando el año 1883) reaparece y se impone con más fuerza el eclecticismo, esto debido a la nueva llegada de jesuitas, quienes logran que se ponga de moda el neogótico (una variación tardía del gótico).
ARQUITECTURA VIRREINAL.-
Guardias de honor de la República de Bolivia ante una de las puertas laterales de la catedral custodiando la tumba del mariscal Santa Cruz. En la Plaza Murillo se mezclan los estilos coloniales, republicanos y modernos. Plaza Murillo, La Paz
Plaza murillo - La Paz
Portal de la Iglesia de San Francisco. Portada barroca mestiza dividida en tres cuerpos de estructura renacentista de doble fila de columnas sobre pilastras y hornacinas. Plaza de San Francisco, La Paz
Portal de la Iglesia de San Francisco - La Paz
Sucre Chuquisaca, Ciudad blanca, charcas, Sucre, La Plata,... Sucre nombrada Chuquisaca, Ciudad blanca, charcas, Sucre, La Plata; Casa colonial con balaustradas y puertsa esquinadas con columnas, típica solución arquitectónica española.
Catedral basílica metropolitana. Su construcción se inició el año 1551 y continuó durante casi un siglo. Debido a este prolongado periodo de construcción de estilo básicamente renacentista con posteriores añadidos de estilo Barroco y Neoclásico con influencias mestizas. Su campanario tiene decoraciones de cerámica y el Museo de la Catedral posee una de las mejores colecciones en Bolivia de Arte Sacro del siglo XVI al siglo XVIII.
La torre es de 1692 y está adornada con imágenes de los 12 apóstoles y los 4 evangelistas. Plaza 25 de Mayo, Sucre.
Catedral basílica metropolitana - sucre Bolivia
Campanario de la Iglesia San Felipe Neri. Estilo neoclásico, las obras se comenzaron en 1795. Sucre-capital del El Convento de San Felipe de Neri, en Sucre, Bolivia, fue construido en el siglo XVII. Es la expresión ostentosa del poder de la Iglesia Católica en la floreciente sociedad americana. Desde sus terrazas, en medio de sus cúpulas techadas con tejas al estilo colonial y sus torres y campanarios construidos con adornos de plata de las minas de Potosí, se puede apreciar el imponente panorama de la ciudad de numerosas Iglesias, construidas una en casi cada cuadra durante la colonia.
El espectáculo es realzado con los techos de las casas coloniales, todos con teja de cerámica rojiza y sus balcones de madera esculpida de donde descuelgan racimos de flores rojas por sobre las angostas callejuelas empedradas de la ciudad.
Campanario de la Iglesia San Felipe Neri – Sucre Bolivia
Los elementos decorativos de las nuevas construcciones no sólo incorporaron motivos autóctonos como plantas y animales americanos, sino que proliferaron de tal manera, al gusto abigarrado de los indígenas que se deseaba evangelizar, que no quedaba ningún resquicio sin cubrir. El afán ornamental afectó a todo el edificio, pero en particular a las fachadas, que acabaron convirtiéndose en impresionantes conjuntos decorativos trabajados con piedras de colores y revestimientos de ladrillos y azulejos. Ejemplos de esta profusa ornamentación son la portada de la iglesia de San Lorenzo de Potosí (Bolivia).
Iglesia de san Lorenzo en Potosí (Bolivia)
EL BARROCO.-
El manierismo domina los Andes desde 1580 hasta la primera mitad del siglo XVII. Pinturas fechadas de 1660 aún están marcadas por este estilo, que se enfrenta a una decadencia lenta y larga. Podemos, sin embargo, considerar que el barroco aparece en la Audiencia de Charcas entre 1630 y 1640. Este cambio es motivado por el ingreso de obras de Zurbarán, que llegan a Lima y a Bolivia sobrepasando la centena. Zurbarán es el pintor que más influye en América. Sus obras se encuentran en Chuquisaca y en las iglesias de las tierras altas. Su influencia es esencial en la escuela de Potosí, que se transformará más tarde en un centro artístico importante, muy ligado al gusto español. En esta época, Potosí era la ciudad más grande de América. Su población alcanzaba los 160 000 habitantes, tratándose de españoles en una gran proporción. La población indígena estaba compuesta esencialmente por mitayos, distribuidos en 14 parroquias de acuerdo a su origen.
Exposición del cuerpo de San Buenaventura, 1629 (250 x 225 cm.) Zurbarán, París
Las estampas flamencas, especialmente las de Collaert, los hermanos Wierix y Rafael Sadeler, se propagaron profusamente a partir de 1600. Las órdenes religiosas confiaron a los artistas locales la reproducción de series de grabados. Es por este medía que las obras de Rubens se harían célebres en América. También llegaron al continente obras de artistas menos importantes como Martín de Vos y Forchaudt. Este último era un respetado vendedor de arte que vivía en Amberes y cuyas únicas obras firmadas se conservan en Sucre y La Paz.
Si bien está claro que la influencia española es fundamental en Potosí, no sucede lo mismo en el Collao, en donde las composiciones flamencas constituyeron la fuente principal de inspiración. Lo vemos en la obra de Leonardo Flores, el pintor más importante de esta región.
Con el barroco desaparece la unidad artística que existía en el Virreinato en la época de Manierismo y comienzan a surgir escuelas locales de pintura. En Charcas existen dos: Potosí, que abarca igualmente Chuquisaca y el Collao, que cubre La Paz y los pueblos de las alturas a orillas del lago Titicaca.
EL MANIERISMO.-
El manierismo es una de las tendencias artísticas más importantes de América Latina. Podríamos decir que el Renacimiento no llegó a este continente. La pintura del Virreinato recibió la influencia directa de Zuccari y de Vasari, y la arquitectura, la de Sebastian Serlio. En lo que concierne a la pintura, esta influencia fue introducida por el jesuita Bemardo Bitti(1575), Mateo Pérez de Alesio (15is)y Angelino Medoro(1600). Unicamente Bernardo Bitti vivió en Charcas, trabajó en las misiones jesuitas del lago Titicaca, especialmente en Juli. Vivió en La Paz, Potosí y Chuquisaca y envió sus obras a Santa Cruz de la Sierra. Medoro y Alesio ejercieron su influencia a través de sus obras y de sus discípulos.
Virgen con el Niño (Virgen del pajarito) Bernardo Bitti Siglo XVI Oleo sobre tela 48 x 38 cm Museo Nacional de Arte, Bolivia
Uno de los seguidores más cercanos de Bitti es Gregorio Gamarra, activo entre 1600 y 1630. Trabajó la mayor parte del tiempo para los franciscanos y sus obras se conservan en La Paz, Cuzco y Potosí. Gamarra es un pintor manierista de la generación de Padilla y Montúfar. Estos maestros se caracterizan por la precisión de su dibujo y sus colores secos. Gamarra es el más sobresaliente de ellos y en sus últimas obras, entre ellas La Epifanía (Museo de La Paz), se puede percibir la influencia de grabados flamencos y del claroscuro. Se debe mencionar en particular a la Virgen con la cabeza inclinada, típica de las obras de Bitti, el costurero en primer plano y, a un costado de la firma, la cabeza del perro que, por más paradójico que parezca, es sin duda alguna un autorretrato. La Virgen de Guadalupe, del Monasterio franciscano de La Paz, datada de 1609, su iconografía al Jerónimo Diego de Ocaña, a quien se le atribuye la introducción de este culto a Charcas.
Los artistas, desde Bitti hasta Ocaña, eran trashumantes y es así que se los veía tanto en Lima como en Cuzco o en Potosí. Pintores, escultores y arquitectos atravesaron las tierras altas de norte a sur, realizando diferentes obras. Estos continuos vaivenes contribuían a la unificación de los conceptos artísticos en todo el Virreinato. Es igualmente en esta época que fueron establecidos los principios de las diferentes escuelas artísticas y que los artistas indígenas aprendieron su arte de los europeos. La influencia de Bitti sobre Cusi Guamán es evidente. El indígena Pedro de Loayza trabajaba en el taller de Medoro y el escultor Tito Yupanqui se trasladó a Potosí para tomar lecciones con el español Diego de Ortiz.
Santa Margarita Leonardo Flores Siglo XVIII Oleo sobre tela 124 x 101 cm Museo Nacional de Arte, Bolivia
El arte de uno de los maestros de la afamada Escuela del Collao puede apreciarse en el Museo Nacional de Arte Trajes ostentosos, lujosas joyas, bellezas de rostro infantil casi virginal que encontraron la perfección en el contraste con el claroscuro de sus fondos casi tenebrosos, casi diabólicos. Así son las composiciones pictóricas del maestro Leonardo Flores.
Considerado el artista más reconocido y representativo de la Escuela del Collao a finales del siglo XVII, Flores plasmó en sus obras las lecturas de la Biblia como medio para catequizar a los indígenas. Sus pinturas eran encargadas desde todas las regiones de Los Andes por diferentes representantes del clero.
FRANCISCO TITO YUPANQUI.-
En cuanto a la escultura el mas destacado de esta época es Tito Yupanqui.
Francisco Tito Yupanqui (Copacabana, 155? - Cusco, 1616) fue un aimara católico que esculpió la imagen de la Virgen de Copacabana, la devoción mariana más importante de Bolivia. Sus seguidores buscan que sea el primer santo boliviano.
Nacido en lo que se llamaba Khota Kawana (Mirador del Lago), fue hijo de Tola y Francisco Tito Yupanqui y provenía de una familia ya conversa al catolicismo que sin embargo conservaba muchas de las creencias aymaras. La región era considerada el lugar central de la vida religiosa andina, en el eje que iba desde el lago hasta el Cusco, por ello las congregaciones de misioneros se empeñaron en evangelizar a sus habitantes como prioridad. Primero fue la Orden de Santo Domingo, luego la de San Agustín, más tarde la de San Francisco y años después los jesuitas quienes erigieron sus centros de doctrina en el poblado ribereño.
Imagen de la Virgen de la Candelaria, conducida a Copacabana por su escultor Francisco Titu Yupanki
Bajo su influencia, el joven Yupanqui creció espiritualmente admirando las obras de arte religioso europeo. En ese entonces, la región estaba dividida entre los Urinsayas, que apoyaban que el patrono de la población fuera San Sebastián y los Aransayas, que querían que sea entronizada la Virgen de la Candelaria, de los cuales Francisco Tito Yupanqui formaba parte.
Cuenta la leyenda que una noche, una bella mujer que cargaba entre sus brazos a un niño de meses apareció en el cuarto del indígena y que así el supo que era el destinado a hacer la imagen.
El rostro de la Virgen aparecida se clavó en la mente del hombre, quien a partir de entonces comenzó con sus ensayos hasta crear una figura en arcilla de una vara de alto, bastante tosca. Antonio de Almeida, párroco de la capilla local, la hizo colocar en el altar junto a las magníficas figuras llegadas desde Europa. Al poco tiempo el padre Antonio Montoro se hizo cargo de la congregación y ordenó que se retirara la tosca figura y que se la guardara en un rincón de la sacristía. Yupanqui, avergonzado, se la llevó pero prometió seguir intentando hasta lograr una figura que fuera digna no sólo de acompañar a las otras, sino de ser la principal en el altar mayor. Aconsejado por los frailes agustinos, decidió partir a Potosí para aprender las técnicas necesarias, ya que la población prefería que fuera un originario del lugar quien hiciera la imagen en lugar de traerla desde fuera.
Imagen de la Virgen de la Candelaria, conducida a Copacabana por su escultor Francisco Titu Yupanki