Realizar un informe y resumen del tema mas un mapa conceptual del tema de los aspectos más importantes, presentarlos de forma impresa.
Poma Gonzáles Ana Belén. (Responsable)
Oros Garcia Daniela Anely.
Ponce Troncoso Jherson Víctor.
Téllez Gonzáles Gustavo Cristian.
ARTE DEL SIGLO XIX
La evolución artística del siglo XIX supone, en muchos de sus aspectos, una magnífica muestra de las contradicciones políticas, sociales y económicas de su tiempo. En el marco de una realidad en constante cambio que se dirigía con decisión hacia el siglo XX, es decir, hacia la modernidad, el arte, y en especial la pintura, sostuvo una lucha evidente por la búsqueda de nuevas formas de expresión capaces de acomodarse a los nuevos tiempos y de romper definitivamente con un pasado que aún mantenía lazos con el arte medieval.
EL ROMANTICISMO.-
ARQUITECTURA.- En arquitectura los artistas se enamoran del Gótico. Estudian con entusiasmo las técnicas constructivas medievales y descubren soluciones imprevistas y muy perfectas que les mueven a admirar más a los constructores góticos. El Romanticismo no se cree obligado a planear una nueva arquitectura. Le basta con imitar el arte Gótico. La Iglesia de Santa Clotilde, El Ayuntamiento de París o la Biblioteca Nacional de París, son obras góticas casi literalmente copiadas. En cambio los románticos copian casi literalmente todas las producciones. En Inglaterra seguía perviviendo el gusto gótico. Otro gran arquitecto es Charles Barry (1795-1860), que construye el Parlamento de Londres con un estilo totalmente gótico, neogótico
Parlamento de Londres - Charles Barry.
ESCULTURA.- En cuanto a escultura los románticos se niegan a aceptar el valor de esta rama. Gautier dice :"De todas las artes, la que se presta menos a la expresión de la idea romántica es seguramente la escultura”. Todo escultor es forzosamente clásico. El Romanticismo pretende luchar con el estilo Neoclásico anterior. Este estilo estaba inspirado en las formas clásicas grecorromanas. Pero cuando quiere hacer escultura, el romántico no defiende con la misma intensidad la escultura gótica como la arquitectura porque no la entiende, porque le resulta torpe y rudimentaria, comparada con las grandes obras antiguas.
Escultura de Auguste Preault (1809-l879).
El gran escultor romántico es Auguste Preault (1809-l879), dotado de una formidable fuerza de expresión lírica que raya en el expresionismo. Pero más conocido que Preault es Francois Rude (1784-1855). Rude prefiere inspirarse en temas más próximos a su época, su obra más famosa es el bajo relieve del Arco de la Estrella y titulado "La partida de voluntarios”, aunque popularmente conocido como La Marsellesa, porque se identificó con el himno y el espíritu nacional francés. Otro de los grandes escultores es Carpeaux. Discípulo de Rudé, Carpeaux se centra más en la apariencia real de sus figuras, con un mayor detallismo en rostros y cuerpos, actuando así de puente hacia el Realismo. Su obra más famosa es La Danza, un alto relieve que recuerda a la Marsellesa de su maestro.
La partida de voluntarios“La Marsellesa”, RUDE.
PINTURA.- La pintura es el terreno plástico más apropiado para expresar la sensibilidad romántica. Pero ya en 1819 empieza a notarse el primer destello romántico. En el Salón de París de ese año, en medio de las cuidadas y exquisitas obras neoclásicas que se dan cita en tal exposición, Gericault presenta La balsa de la Medusa, donde resplandece, tanto en el fondo como en la forma, un nuevo estilo emocionado y trémulo que recurre al color como principal elemento pictórico. Se advierte un furor nuevo, una especie de hoguera espiritual que trata de abatir y derribar el equilibrio anterior. Eugene Delacroix (1798-1863) es el patriarca del romanticismo. Su arte se formó en contacto con la pintura flamenca, italiana e inglesa del Louvre. Extrae sus temas de las leyendas antiguas o de la literatura romántica. Es un paisaje muy influido por la pintura barroca de los Países Bajos. Es un paisaje de cielos brumosos y cargados de tormentas, dramáticos, de tempestades, inundaciones, etc,. Es la Escuela de Barbizón o escuela de 1830, formada principalmente por Theodor Rousseau, Jean Francois Millet, J. Dupré y G. Corot. Ésta escuela supone la transición del romanticismo al realismo.
La balsa de la Medusa, de Théodore Géricault, 1819, óleo sobre tela.
El primer romanticismo desprecia las cosas y se sumerge en la intimidad del espíritu. Este segundo, Romanticismo proyecta esta intimidad sobre la naturaleza y cree ver en ella el latido de un espíritu universal. E. Valdearcos, “Romanticismo y realismo”, Clío 34, 2008. El gran pintor de esta escuela es Millet. Amante de la vida natural y propugnador de una auténtica religión de la naturaleza, en sus cuadros los árboles, los animales, las hierbas y las piedras cobran un sentido nuevo y desconocido. Las obras más importantes de Millet son: El Angelus, El sembrador, El hombre de la azada y Las espigadoras. Lo mismo ocurre en Holanda donde surgen algunos paisajistas de influencia francesa. En Alemania es G. David. Friedrich, representante del Romanticismo en su vertiente más idealizada. El otro gran paisajista inglés es Willian Turner (1775-1851), el cual prefiere la acuarela al óleo para conseguir tonos luminosos más sutiles, más atmosféricos. Su cuadro más importante es Lluvia, vapor y velocidad, una de las obras que más influencia tuvo en la pintura Impresionista.
La libertad guiando al pueblo, de Delacroix, 1830.
EL REALISMO.-
Los clásicos estaban vueltos hacia el pasado como hacia un modelo, los románticos vueltos hacia "otro pasado imaginario" como hacia una evasión. Los realistas, puesto que ahora son éstos los que entran en liza, no quieren ver ya en el presente más que lo real, pero como prenda del porvenir prometido por una divinidad nueva: el Progreso.
La escuela de Barbizón en Francia ya señaló esta transición del paisaje romántico al paisaje realista sobre todo en los cuadros de Millet. El público y los mismos artistas prefieren temas más fuertes. Millet y la Escuela de Barbizón habían abierto caminos sugestivos que los hombres de la segunda mitad de siglo quieren investigar. La sociedad había cambiado y había problemas nuevos sobre todo de tipo social.
EL REALISMO EN EL ARTE.-
ARQUITECTURA.- La arquitectura no sufre demasiada renovación en este periodo. El gusto gótico de los románticos se mantiene en primera línea, aunque en el último cuarto de siglo comienza a emplearse tímidamente el hierro y el hormigón en las construcciones. Los modelos son los mismos -neoclásicos o neogóticos- y las principales novedades son de tipo técnico o constructivo. Pero todas las modificaciones adolecen de pesadez y falta de originalidad.
En el campo de la arquitectura del siglo XIX, el historicismo, el eclecticismo y las nuevas propuestas surgidas con el uso de materiales y técnicas industriales de construcción, son los componentes formales y conceptuales que cursan las directrices artísticas de un período de cambios, contrastes y dudas, algunos precursores; Burgtheater de Viena, de Gottfried Semper y Kart von Hasenauer .
Este edificio de estilo neorrenacentista con elementos barrocos es la obra más original de la Viena de la segunda mitad del siglo XIX.
ESCULTURA.- La escultura realista es una evolución de la romántica, con mayor dosis de naturalismo y preferencia por los temas cotidianos. Cuando representa temas antiguos, lo hace con cierta frivolidad y espíritu de sátira.
Auguste Rodin fue un escultor francés contemporáneo de la corriente enmarcado en el academicismo más absoluto de la escuela escultórica neoclásica, no sólo fue el escultor encargado de poner fin a más de dos siglos de búsqueda de la mimesis en las artes tridimensionales, sino que además dio un nuevo rumbo a la concepción del monumento y la escultura pública. Debido a esto, Rodin ha sido denominado en la historia del arte como «el primer moderno».
El pensador, de Rodin, la escultura más conocida.
PINTURA.- La pintura más o menos oficial registra, a partir de 1845, una sorprendente vuelta al clasicismo académico, defendido desde las escuelas de Bellas Artes, que reciben los encargos de la burguesía dominante. Pero en 1863 se nota una reacción en sentido opuesto por parte de las élites artísticas oficiales. Violet le Duc aconsejó al Emperador francés inaugurar un Salón de los Rechazados donde tuvieran acceso los pintores que no encontraban su sitio en el Salón Oficial. El Salón del los Rechazados de 1867 mostró a Francia la obra de Courbet y Manet, que no lograban vender sus cuadros en una sociedad acostumbrada todavía a la almibarada pintura de los académicos. De todos los pintores realistas , el más importante es Gustave Courbet: (1819-1877), figura simbólica y casi legendaria para los artistas del Realismo Daumier y Millet. Comenzó como pintor romántico pero pronto abandonó esa postura y buscó la realidad de los temas populares. Sus dos obras más famosas: El picapedrero y Un entierro en Ornans, le valieron el desprecio y la segregación de la burguesía francesa. Del último cuadro se dijo que “el realismo es un sistema de pintura salvaje en que el arte esta envilecido y degradado”.
El taller del pintor, de Courbet, cuadro de 1855 que dio origen a la definición del movimiento.
El vagón de tercera, de Daumier, 186.
Tanto horror causa en Francia la pintura realista de Courbet, produjo un auténtico escándalo entre la sociedad burguesa, como lo producían las novelas de Eugene Zola. En la exposición de 1855 le fue rechazado su cuadro "Un entierro en Ornans” y la otra gran obra: El taller del pintor. Entonces Courbet organiza su propia exposición que tiene un gran eco en toda Europa. Courbet causa extraordinaria impresión en algunos pintores que después serían los padres del Impresionismo como Manet y Monet. En 1867 es desterrado a Suiza porque la burguesía "democrática y el pueblo de Francia no podían consentir tal subversión de los valores sociales y morales de la tradición”. Courbet llega a virtuosismos técnicos sin precedentes. Pinta todo lo que se le pone por delante con igual cariño: hombres, animales, bosques, naturaleza. Todo es digno de ser representado por este insobornable realista. Desde su técnica al Impresionismo sólo hay un paso.
Las espigadoras, de Millet, 1857.